En un informe entregado hoy, en el Día Mundial del Agua, se consignan datos que señalan que un estimado de 884 millones de personas alrededor del mundo no tiene acceso a agua potable. Casi 1,5 millones de niños mueren cada año a causa de enfermedades causadas por aguas no potables y contaminadas.
Indica que la creciente escasez de aguas en un mundo cada vez más agresivo y menos habitable, hace oportuno un llamamiento internacional a la sensibilidad y la movilización ciudadana en pro de una nueva racionalidad. Que es hora de reconocer su enorme valor patrimonial desde el punto de vista ambiental y social.
Señala que nuestros ríos marcan el carácter y la identidad de nuestras ciudades y son el alma y magia de multitud de paisajes y rincones. Que reconocer y apreciar esos valores es esencial en toda sociedad sensible y responsable con las generaciones futuras. Que el agua es el elemento fundamental de nuestra dieta alimenticia y por ello, nuestra salud depende en gran medida de su calidad.
“El agua y la seguridad alimentaria”
Hoy en día hay 7.000 millones de personas que alimentar en el planeta y se prevé que habrá otros 2.000 millones para el año 2.050. Las estadísticas indican que todas las personas beben de 2 a 4 litros de agua a diario, sin embargo, la mayor parte del agua que “bebemos” está incorporada en los alimentos que consumimos: producir 1 kilo de carne de vacuno, por ejemplo, consume 15.000 litros de agua, y 1 kilo de trigo se “bebe” 1.500 litros.
Cuando mil millones de personas en el mundo ya viven en condiciones de hambre crónica y los recursos hídricos sufren presiones, no se puede hacer como si el problema estuviera “en otra parte”.
Lo paradójico de esta potencial crisis es que estamos celebrando el día mundial del agua. En 1992, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución que declaró el 22 de marzo de cada año como Día Mundial del Agua. En estos 20 años lo que se ha fomentado es que las personas en sí sean más conscientes sobre la necesidad vital de la preservación y protección del agua.