El ingeniero Alejandro Takahasi, secretario del Comité Ejecutivo de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), disertó hoy sobre “Inversión social y desarrollo, claves para una real soberanía energética”. La conferencia tuvo lugar en el stand de la institución en la Expo Mariano Roque Alonso.
Durante su intervención, el profesional destacó que la superación de la matriz rentista por un incremento del consumo, propiciará no solamente la inversión social de los gobiernos y, por ende, el desarrollo humano de la población, sino que también facilitará el alcance de la anhelada soberanía energética del Paraguay.
En efecto, según los últimos datos consolidados (2020), la renta anual (cesión de energía a nuestros condóminos de Itaipu y Yacretá, de acuerdo con lo estipulado en sus respectivos tratados), deja al Paraguay unos US$ 600.000.000, mientras que el consumo facturado por la ANDE es de US$ 750.000.000.
Sin embargo, si el país utilizara toda la energía producida por las binacionales, la institución mencionada pasaría a una facturación de US$ 1.500.000.000.
Siempre teniendo en cuenta los datos del 2020, la generación bruta de energía es de 46.373 GWh. Al consumo interno se destinan 13.719 GWh y a la exportación (cesión a Argentina y Brasil) 28.065 GWh.
Si Paraguay utilizara toda la energía que produce, tendría mayores recursos para destinar a la inversión social y el desarrollo humano, ya que esta podría orientarse a la inversión extranjera (que supone generación de mayor mano de obra), así como a elementos que determinan el desarrollo humano (agua potable, electrodomésticos, comunicación y tecnología).
Ese incremento del consumo deriva en consolidación de la soberanía energética, entendida como autonomía de decisión, independencia, derecho al acceso, seguridad en la transmisión, distribución y generación, cantidad suficiente y equitativa, así como condiciones dignas, que es, dijo Takahasi, hacia donde deben apuntar las renegociaciones de los tratados originales de las binacionales.
“La soberanía energética no se basa solamente en la cantidad y forma de producción, sino que busca reconfigurar la propiedad, el uso y la gestión de la energía como un bien común”, puntualizó el secretario del Comité Ejecutivo de la EBY.
Política energética
En otro momento de su presentación, Takahasi se refirió a la Política Energética 2040, establecida por el Estado paraguayo en el 2016.
En la misma, inidicó, se establece como uno de los “objetivos superiores” de las hidroeléctricas contribuir a los programas prioritarios de desarrollo productivo, inversión pública y lucha contra la pobreza, por ende, este cometido no es de carácter discutible.
Sobre el particular, refirió que, en el periodo 2019-2021, la EBY destinó US$ 30.000.000 a la inversión social, potenciando la orientación de recursos a la instalación de sistemas de distribución de agua potable, la salud (con la construcción de hospitales, instalación de terapias intensivas y mejoramiento de centros de salud).
También a la educación (otorgamiento de miles de becas para que los jóvenes de su área de influencia puedan acceder a la universidad), desarrollo comunitario, proyectos productivos, apoyo a pescadores, bonos sociales y entrega de víveres.
Toda esta inversión, sostuvo, también ayuda a incrementar el consumo de energía y, por lo tanto, está estrechamente ligada con el desarrollo humano de la población.