Tañarandy es sin dudas uno de los lugares más visitados del país durante la Semana, en los últimos años ha crecido enormemente el interés por ver esta peregrinación única en su estilo, no solo connacionales sino también extranjeros llegan hasta la ciudad de San Ignacio para presenciar el espectáculo.
En esta edición no fue diferente y alrededor de 20 mil almas pudieron disfrutar de la amalgama entre el arte, la tradición y la fe.
La XXII edición de Tañarandy dio inicio al atardecer con la peregrinación desde el barrio de los irreductibles con cerca de 20 mil candeleros de apepú encendiéndose a la par de los peregrinantes marcando el yvága rapé (camino al cielo) hasta llegar a la cruz mayor en donde la Virgen María estuvo en un inédito altar de maíz como fruto sagrado de nuestros ancestros indígenas para luego dar paso a la puesta en escena de los cuadros vivientes que serán exhibidos por última vez para dar paso a otro estilo artístico ya pensando en el próximo año de esta tradición que está más viva que nunca.
Desde semanas atrás ya eran intensos los preparativos para terminar de armar los candeleros de apepú, antorchas y varios de los elementos que hacen mágica la noche del Viernes Santo.
Para la puesta en escena estuvieron involucradas directamente unas 100 personas además de otros 100 estacioneros que pusieron la cuota musical a la procesión.
“Todo esto tiene un costo muy elevado, excepto los estacioneros que son voluntarios promeseros a los demás procuramos darles una pequeña retribución que no alcanza a ser solo una pequeña gratificación” expresó el artista Koki Ruiz, organizador de esta iniciativa en la previa al evento.