El 3 de diciembre de 1973, en el Salón Independencia del Palacio de López, Paraguay y Argentina suscribieron el Tratado de Yacyretá. De acuerdo con el primer artículo del acuerdo, el objetivo principal es “el aprovechamiento hidroeléctrico, el mejoramiento de las condiciones de navegabilidad del río Paraná a la altura de la Isla Yacyretá y, eventualmente, la atenuación de los efectos depredadores de las inundaciones producidas por crecidas extraordinarias”.
El acto, aseguraban los mandatarios de ambos estados, constituyó un ejemplo de elocuente cooperación en el ámbito de la integración efectiva de ambos países. Y el tiempo concretó cabalmente dicha aspiración.
Los orígenes de este proyecto común se remontan a los mismos inicios del siglo XX, y recibieron un fuerte impulso el 23 de enero de 1958, cuando se firmó el convenio para crear la Comisión Mixta Técnico Paraguayo-Argentina del Apipé (CMT), con el objetivo de realizar el estudio sobre el aprovechamiento hidroenergético y, complementariamente, mejorar las condiciones de navegabilidad en la región.
Exactamente diez años más tarde, el 3 de diciembre de 1983 -hace hoy 37 años- comenzó la ejecución de las obras principales de la Central Hidroeléctrica Yacyretá (CHY), tras la firma del contrato Y-C1 referente a la construcción de las obras principales del complejo, con el consorcio Eriday-UTE.
En el presente, la EBY encara nuevos proyectos complementarios, como ser la maquinización del Brazo Aña Cuá, que representará una mayor generación de energía y de ingresos para ambos países condóminos, así como la creación de nuevas fuentes de trabajo para los habitantes del sur del país. Esta obra se encuentra en plena ejecución.